"El reconocimiento de lo sagrado empieza, simplemente, cuando nos interesamos por cada detalle de nuestra vida."
Chogyam Trungpa

lunes, 19 de marzo de 2012

Roy Littlesun, El Regreso de la Alquimia.



Hay dos tipos de ciencia, la deductiva y la inductiva. La ciencia deductiva es la ciencia actual. Y la ciencia inductiva fue prohibida, bajo penas de tortura y muerte, a partir de la infame inquisición. Pero esta “caza de brujas” aún no ha acabado.

Para ser Observadores verdaderos debemos Saber desde nuestro Interior. Hoy en día es muy obvio que la “ciencia convencional” puede, pero no dará solución a ninguno de nuestros problemas, ni siquiera a uno solo.

Por ello hemos de reunir el Coraje y dejar que el Espíritu nos guíe para el Regreso de la Alquimia, cuyo laboratorio era la Cocina!

Roy Littlesun presentará el Qué, Cómo y Por qué para que la verdadera Ciencia regrese al contexto de la Creación (“el cuadro total”) y poder VER así con los ojos del Espíritu.

http://lacajadepandora.org/2012/02/25/roy-littlesun-veamos-con-los-ojos-del-espiritu/#more-2037

Diógenes

Diógenes es el sabio cínico más cautivante, al punto que su figura se ha convertido en una leyenda. Vivía en un tonel. Su aspecto era descuidado y su estilo burlón. Era en extremo transgresor. Platón llegó a decir de él que era " Sócrates que se había vuelto loco".                              
                                                                                                 
Nació en Sínope, en la actual Turquía, en el año 413 a.C. Por cuestiones económicas fue desterrado de su ciudad natal, hecho que tomó con cierta ironía: «Ellos me condenan a irme y yo los condeno a quedarse.» Fue así que anduvo porEsparta, Corinto y Atenas. En esta última ciudad, frecuentando el gimnasio Cinosargo, se hizo discípulo de Antístenes.

A partir de entonces adoptó la indumentaria, las ideas y el estilo de vida de los cínicos. Vivió en la más absoluta austeridad y criticó sin piedad las instituciones sociales. Su comida era sencilla. Dormía en la calle o bajo algún pórtico.

Mostraba su desprecio por las normas sociales comiendo carne cruda, haciendo sus necesidades fisiológicas, manteniendo relaciones sexuales en la vía pública, y escribiendo a favor del incesto y el canibalismo. Se burlaba de los hombres cultos —que leían los sufrimientos de Ulises en la Odisea mientras desatendían los suyos propios— y de los sofistas y los teóricos —que se ocupaban de hacer valer la verdad y no de practicarla—. También menospreciaba las Ciencias (la Geometría, la Astronomía y la Música) que no conducían a la verdadera felicidad, a la autosuficiencia.

Sólo admitía tener lo indispensable. Cuentan que un día, viendo que un muchacho tomaba agua con las manos, comprendió que no necesitaba su jarro y lo arrojó lejos.

En otra ocasión, cuando estaba en Corinto, el mismísimo Alejandro Magno se le acercó y le preguntó: «¿Hay algo que pueda hacer por ti?», a lo cual Diógenes le respondió: «Sí, correrte. Me estás tapando el sol.»

En una oportunidad salió a una plaza de Atenas en pleno día portando una lámpara. Mientras caminaba decía: «Busco a un hombre.» «La ciudad está llena de hombres», le dijeron. A lo que él respondió: «Busco a un hombre de verdad, uno que viva por sí mismo [no un indiferenciado miembro del rebaño].»

Una vez, al ver cómo unos sacerdotes llevaban detenido a un sacristán que había robado un copón, exclamó: «Los grandes ladrones han apresado al pequeño.» Cuando necesitaba dinero para comprar comida, se lo reclamaba a alguno de sus amigos y, si éste se demoraba, le decía: «Te pido para mi comida, no para mi entierro.»

Durante un viaje en barco fue secuestrado por piratas y vendido como esclavo en Creta. Los vendedores le preguntaron para qué era hábil y él contestó: «Para mandar.» Lo compró Xeniades de Corinto y le devolvió la libertad convirtiéndolo en tutor de sus hijos.

Como vivía en la vía pública, algunos jóvenes solían acercársele para molestarlo. En más de una oportunidad tuvieron que alejarse corriendo porque Diógenes los atacaba a mordiscones, como un perro.
Al igual que su maestro Antístenes, Diógenes reconocía que era necesario entrenarse para adquirir la virtud, la impasibilidad y la autarquía. Y, como su maestro, tomaba como modelo a Hércules, quien vivió según sus propios valores. Se consideraba ciudadano del mundo y sostenía que un cínico se encuentra en cualquier parte como en casa.

Diógenes escribió varias obras, probablemente en forma de aforismos, que se han perdido.
Murió en Corinto en el año 327 a.C. Algunos afirman que se suicidó conteniendo el aliento; otros que falleció por las mordeduras de un perro; y otros que murió como consecuencia de una intoxicación por comer carne de pulpo cruda.

"Diógenes, el filósofo griego se encontró con Alejandro Magno cuando este se dirigía a la India.
Era una mañana de invierno, soplaba el viento y Diógenes descansaba a la orilla del río, sobre la arena, tomando el sol desnudo... Era un hombre hermoso.
Alejandro no podría creer la belleza y gracia del hombre que veía. Estaba maravillado y dijo: “Señor...” - jamás había llamado “señor” a nadie en su vida- “...señor, me ha impresionado inmensamente.
Me gustaría hacer algo por usted. ¿Hay algo que pueda hacer?”
Diógenes dijo: “Muévete un poco hacia un lado porque me estás tapando el sol, esto es todo. No necesito nada más.”


Alejandro dijo: “Si tengo una nueva oportunidad de regresar a la tierra, le pediré a Dios que no me convierta en
Alejandro de nuevo, sino que me convierta en Diógenes”.
Diógenes rió y dijo: “¿Quién te impide serlo ahora? ¿Adónde vas? Durante meses he visto pasar ejércitos ¿Adónde van, para qué?”.
Dijo Alejandro: “Voy a la India a conquistar el mundo entero”.
“¿Y después qué vas a hacer?”, preguntó Diógenes.
Alejandro dijo: “Después voy a descansar”.
Diógenes se rió de nuevo y dijo: “Estás loco. Yo estoy descansando ahora. No he conquistado el mundo y no veo que necesidad hay de hacerlo. Si al final quieres
descansar y relajarte ¿Por qué no lo haces ahora?
Y te digo: Si no descansas ahora, nunca lo harás. Morirás. Todo el mundo se muere en medio del camino, en medio del viaje”.
Alejandro se lo agradeció y le dijo que lo recordaría, pero que ahora no podía detenerse.
Alejandro cumplió su destino de conquistador, pero no le dio tiempo a descansar antes de morir."


En fin ¿quien es el loco?

miércoles, 14 de marzo de 2012

Vivir de la luz



En el principio fue la luz (vivir de la luz) 

“Vivir de la luz” sigue un fenómeno del que solo son conscientes unos pocos en Occidente, el “respiracionismo”, profundamente ignorado en los medios de comunicación y, por tanto, desconocido para el gran público.


El documental presenta diferentes personas que supuestamente pueden sobrevivir sin comida y sin bebida durante semanas, años, incluso décadas. La mayoría de nosotros, como habitantes del mundo moderno, experimenta este fenómeno como un increíble ataque a nuestro concepto científico del mundo y simplemente diría: ¡es imposible!


Sin embargo, “Vivir de la luz” es un documental basado en experiencias personales, entrevistas y experimentos de laboratorio científicamente realizados y documentados, y a la vez un intrigante y apasionado viaje alrededor del mundo que explora los conocimientos y las tradiciones espirituales orientales, y también aborda los últimos modelos explicatorios nacidos de la física cuántica.


Y su conclusión, por increíble que parezca, es que hay gente que no necesita comer ni para vivir ni para sostener su metabolismo. Simplemente, viven de la luz.

sábado, 3 de marzo de 2012

El bambú japones



No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas: Crece

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes:
Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.



Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros! 
¿Tardó sólo seis semanas en crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.

Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que este requiere tiempo.Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.

Es tarea difícil convencer al impaciente que solo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado.
De igual manera es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo.Y esto puede ser extremadamente frustrante.

En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que en tanto no bajemos los brazos, ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo, madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice.

El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación. Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros.Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de  paciencia.
Tiempo...

Cómo nos cuestan las esperas, qué poco ejercitamos la paciencia en este mundo agitado en el que vivimos...
Apuramos a nuestros hijos en su crecimiento, apuramos al chofer del taxi... nosotros mismos hacemos las cosas apurados, no se sabe bien por qué...

Perdemos la fe cuando los resultados no se dan en el plazo que esperábamos, abandonamos nuestros sueños, nos generamos patologías que provienen de la ansiedad, del estrés...

¿Para qué? 

Te propongo tratar de recuperar la perseverancia, la espera, la aceptación. Gobernar aquella tóxina llamada impaciencia que nos envenena el alma.

Si no consigues lo que anhelas, no desesperes... quizá solo estés echando raíces....

Anónimo