Ex oncólogo pediátrico el Dr. Alberto Martí Bosch dictó en el III Congreso Internacional sobre Tratamientos Complementarios y Alternativos en Cáncer que acaba de celebrarse, una magistral ponencia en la que situó como elementos fundamentales –no únicos- del tratamiento de cualquier enfermedad -cáncer incluido- una alimentación cuya base sean las verduras y las frutas, una dieta hiposódica, una desintoxicación profunda del organismo usando básicamente infusiones de hierbas y baños calientes con sal marina, una suplementación ortomolecular específica y adecuada a cada persona y el seguimiento del protocolo homeopático propuesto por los Banerji. Tratamiento que aún se puede complementar con otras terapias dependiendo de cada situación particular. Hemos hablado de ello con él.
Los seres humanos afrontamos desde hace unas décadas las llamadas “enfermedades” como una auténtica guerra que hay que librar contra sus “responsables”, agresores externos –bacterias, virus, hongos, parásitos, priones…- a los que hay que combatir. Y por eso los médicos utilizan hoy un lenguaje eminentemente bélico y hablan de “librar combates”, de hacer la “guerra a la enfermedad”, de “enemigos a combatir”, de “ataques” -sistémicos o localizados-, de “victorias” y “derrotas. Y por razones obvias otro tanto pasa con el lenguaje con el que se describen las técnicas “médicas” –por eso hablan de cortar, quemar, destruir, bloquear, eliminar…- así como de las ”armas” para hacerlo, cuyo conjunto se define de hecho como “arsenal” terapéutico. Incluso en el ámbito del cáncer porque también los tumores se ven como algo patógeno, como la causa del descontrol de un grupo de células anárquicas que amenazan con extenderse por el resto del organismo hasta ocasionar su destrucción –reminiscencia de quienes aún defienden que hay que mantener el control social a toda costa y no permitir la anarquía-, “amenaza” que justifica pues el uso de todo tipo de acciones bélicas de carácter agresivo aunque por ello haya “víctimas colaterales” (las células “sanas”). ¿Y a dónde nos ha llevado esta visión de la “falta de salud”? A no saber curar prácticamente ninguna de las llamadas “enfermedades”. Quizás porque en realidad ni existan ni haya “enemigos que combatir”. Por otra parte, aún si fuera así, si éstos existieran, la táctica de agredir nuestro propio organismo con el absurdo argumento de que así lo ayudamos, es sencillamente estúpido.
Entre quienes así lo piensan hoy está el doctor Alberto Martí Bosch, quien tras compartir durante algún tiempo la filosofía dominante entre la clase médica llegó un día a la conclusión de que lo mejor que puede hacerse ante cualquier proceso patológico es ayudar al organismo a que afronte por sí mismo el problema, potenciando su sistema inmune y llevándolo a un estado de equilibrio y armonía idóneos mediante una desintoxicación profunda y una adecuada nutrición. Aunque no renuncie, cuando entiende que hace falta, a combatir los tumores que crecen y ponen en peligro la vida -por impedir en un momento dado el correcto funcionamiento de un órgano- con tácticas más inteligentes y menos agresivas. ¿Cómo? Aplicando a la Medicina la Poliorcética o arte del asedio.
"El reconocimiento de lo sagrado empieza, simplemente, cuando nos interesamos por cada detalle de nuestra vida."
Chogyam Trungpa
Chogyam Trungpa
martes, 24 de agosto de 2010
viernes, 20 de agosto de 2010
lunes, 16 de agosto de 2010
Vivimos de milagro.
Un meteorito destruyó para siempre a los gigantes de la tierra y de los pequeños y humildes mamíferos supervivientes emergieron los ancestros del hombre. Por tanto, estamos aquí de milagro. Casi podríamos decir que gracias a la hecatombe pudo ver su luz la vida humana.
Los diluvios de las grandes glaciaciones redistribuyeron la vida y los grandes terremotos acomodaron en su sitio los continentes, las especies, las civilizaciones... Culturas enteras sumergidas o enterradas fueron reemplazadas por culturas nuevas. Como si todo nuevo orden surgiera de la crisis, la humanidad entera pudo avanzar y resurgir a través de las grandes catástrofes y epidemias. Y el mundo moderno empieza a fundamentarse en la solidaridad universal tras haber superado las asfixiantes fronteras de los trasnochados nacionalismos.
Sí, vivimos de milagro.
Porque la vida humana ha evolucionado siempre en las épocas de crisis, como si todos los seres de la Tierra tuvieran que surgir de la matriz de una tormenta. Y es que, ¿quién hubiera sospechado que el oxígeno que hoy respiramos fue un gas letal para la vida primitiva? ¿Quién de nosotros habría imaginado que el calcio excedente en el mar interior del plasma fue la clave para construir el esqueleto de una vida que con el tiempo habría de levantarse para desafiar la gravedad?
Bueno, pues también aprendimos lo que sabemos de Medicina en los frentes de batalla, en medio del dolor desgarrador de epidemias que amenazaron la continuidad de nuestra especie. Civilizaciones enteras han sido diezmadas por las enfermedades venéreas pero no hemos aprendido la lección: aún seguimos buscando el "bicho" responsable sin aprender la sagrada lección del sexo, nota clave de toda la evolución. A pesar de que el maestro de la tuberculosis nos enseñó con dolor la importancia del aire, del sol y de una buena nutrición hoy seguimos empeñados en un más cómodo hacinamiento.
A pesar de que el cáncer nos ha tratado de enseñar que la degeneración celular tiene mucho que ver con nuestro estilo de vida seguimos desbocados en la búsqueda del placer y del poder aún a costa de la vida. Las enfermedades venéreas, la tuberculosis y el cáncer han sido pandemias a escala planetaria, producto de la calidad de nuestra relación con la naturaleza de la que somos parte. Y en las tres hay un serio compromiso del sistema inmune porque sin fallas en los patrones de autorreconocimiento, generados por alteraciones de nuestra inmunidad celular, no sería posible su terrible expansión actual.
Creímos poder ganar la batalla a los microbios y nos encontramos con que estamos librando en realidad una feroz guerra contra nuestra propia naturaleza. Buscamos fuera extraños factores asesinos para convertirlos en chivos expiatorios -bacterias y virus- en lugar de buscar en nosotros las raíces profundas de este auténtico suicidio colectivo.
Envenenamos el cuerpo de la Tierra y producimos cantidades de alimentos sin calidad para llenar -que no nutrir- los cuerpos. Acabamos con el selenio y el magnesio de los suelos, y dejamos sin cofactores decenas de enzimas esenciales a la vida. Y a continuación creamos una gigantesca y lucrativa industria de "suplementos" de todo tipo para compensar la crisis que hemos provocado en la Naturaleza.
No. La nuestra es una crisis de humanidad. Una crisis de sentido común. Hemos perdido el horizonte en la vida y confundimos vivir con sobrevivir. Libramos una lucha contra la muerte... que se reviste de SIDA, cáncer, tuberculosis o precoces enfermedades degenerativas pero no se nos ocurre pensar que nuestro cuerpo padece las consecuencias de lo que hemos hecho con el cuerpo de la Tierra.
Ni se nos pasa por la cabeza que lo que vivimos en nuestros cuerpos no es sino el reflejo de los actos en contra de nuestra propia naturaleza.
Bien, pues ha llegado la hora de despertar. De rescatar el sentido sagrado de vivir las crisis de la Tierra. Porque la vida es como una gran cadena cuya fortaleza depende de cada uno de sus eslabones. Aún más, la fortaleza de la cadena entera es la fortaleza de su eslabón más débil. Si éste se rompe, se rompe la cadena. Por tanto, nadie es ajeno a nosotros.
En definitiva, podemos hacer un desecho del instrumento de la vida, nuestro cuerpo, tras haber convertido a la Tierra en un desecho. Pero también podemos despertar a nuestra naturaleza humana y entender de una vez que nuestra crisis actual es, en realidad, una crisis de humanidad. Podemos pues humanizar la vida y ascender con la Tierra.
Y podemos sentir viva en nuestra conciencia la conciencia de todas las especies extinguidas que un día ofrendaron el fuego de su vida para que nosotros pudiéramos encender la antorcha de nuestra humanidad.
Jorge Carvajal.
Los diluvios de las grandes glaciaciones redistribuyeron la vida y los grandes terremotos acomodaron en su sitio los continentes, las especies, las civilizaciones... Culturas enteras sumergidas o enterradas fueron reemplazadas por culturas nuevas. Como si todo nuevo orden surgiera de la crisis, la humanidad entera pudo avanzar y resurgir a través de las grandes catástrofes y epidemias. Y el mundo moderno empieza a fundamentarse en la solidaridad universal tras haber superado las asfixiantes fronteras de los trasnochados nacionalismos.
Sí, vivimos de milagro.
Porque la vida humana ha evolucionado siempre en las épocas de crisis, como si todos los seres de la Tierra tuvieran que surgir de la matriz de una tormenta. Y es que, ¿quién hubiera sospechado que el oxígeno que hoy respiramos fue un gas letal para la vida primitiva? ¿Quién de nosotros habría imaginado que el calcio excedente en el mar interior del plasma fue la clave para construir el esqueleto de una vida que con el tiempo habría de levantarse para desafiar la gravedad?
Bueno, pues también aprendimos lo que sabemos de Medicina en los frentes de batalla, en medio del dolor desgarrador de epidemias que amenazaron la continuidad de nuestra especie. Civilizaciones enteras han sido diezmadas por las enfermedades venéreas pero no hemos aprendido la lección: aún seguimos buscando el "bicho" responsable sin aprender la sagrada lección del sexo, nota clave de toda la evolución. A pesar de que el maestro de la tuberculosis nos enseñó con dolor la importancia del aire, del sol y de una buena nutrición hoy seguimos empeñados en un más cómodo hacinamiento.
A pesar de que el cáncer nos ha tratado de enseñar que la degeneración celular tiene mucho que ver con nuestro estilo de vida seguimos desbocados en la búsqueda del placer y del poder aún a costa de la vida. Las enfermedades venéreas, la tuberculosis y el cáncer han sido pandemias a escala planetaria, producto de la calidad de nuestra relación con la naturaleza de la que somos parte. Y en las tres hay un serio compromiso del sistema inmune porque sin fallas en los patrones de autorreconocimiento, generados por alteraciones de nuestra inmunidad celular, no sería posible su terrible expansión actual.
Creímos poder ganar la batalla a los microbios y nos encontramos con que estamos librando en realidad una feroz guerra contra nuestra propia naturaleza. Buscamos fuera extraños factores asesinos para convertirlos en chivos expiatorios -bacterias y virus- en lugar de buscar en nosotros las raíces profundas de este auténtico suicidio colectivo.
Envenenamos el cuerpo de la Tierra y producimos cantidades de alimentos sin calidad para llenar -que no nutrir- los cuerpos. Acabamos con el selenio y el magnesio de los suelos, y dejamos sin cofactores decenas de enzimas esenciales a la vida. Y a continuación creamos una gigantesca y lucrativa industria de "suplementos" de todo tipo para compensar la crisis que hemos provocado en la Naturaleza.
No. La nuestra es una crisis de humanidad. Una crisis de sentido común. Hemos perdido el horizonte en la vida y confundimos vivir con sobrevivir. Libramos una lucha contra la muerte... que se reviste de SIDA, cáncer, tuberculosis o precoces enfermedades degenerativas pero no se nos ocurre pensar que nuestro cuerpo padece las consecuencias de lo que hemos hecho con el cuerpo de la Tierra.
Ni se nos pasa por la cabeza que lo que vivimos en nuestros cuerpos no es sino el reflejo de los actos en contra de nuestra propia naturaleza.
Bien, pues ha llegado la hora de despertar. De rescatar el sentido sagrado de vivir las crisis de la Tierra. Porque la vida es como una gran cadena cuya fortaleza depende de cada uno de sus eslabones. Aún más, la fortaleza de la cadena entera es la fortaleza de su eslabón más débil. Si éste se rompe, se rompe la cadena. Por tanto, nadie es ajeno a nosotros.
En definitiva, podemos hacer un desecho del instrumento de la vida, nuestro cuerpo, tras haber convertido a la Tierra en un desecho. Pero también podemos despertar a nuestra naturaleza humana y entender de una vez que nuestra crisis actual es, en realidad, una crisis de humanidad. Podemos pues humanizar la vida y ascender con la Tierra.
Y podemos sentir viva en nuestra conciencia la conciencia de todas las especies extinguidas que un día ofrendaron el fuego de su vida para que nosotros pudiéramos encender la antorcha de nuestra humanidad.
Jorge Carvajal.
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sociología
sábado, 14 de agosto de 2010
Transparencia en las relaciones con la industria farmacéutica
Muchas personas intuyen que la industria farmacéutica se preocupa más por los beneficios que por la salud de sus pacientes, muchas tantas otras, investigan los datos del beneficio ganado y del perjuicio causado a los consumidores de salud. Si bien lo tienen difícil, porque la lucha contra las relaciones de poder nunca son fáciles, un buen intento es la plataforma «No Gracias».
Los objetivos que declaran son:
1. Independencia y ética profesional
2. Transparencia
3. Acceso a una información veraz
4. Formación independiente
5. Ningún regalo es gratis
6. Compromiso con la viabilidad del Sistema de Salud
Todos ellos deseables. Bien apuestes por el uso de medicina natural o alopática, hay que reconocer los conflictos de intereses que se crean entre la gran industria y la pequeña persona profesional de la medicina que recomienda un tratamiento. El problema es complejo, por ejemplo el tratamiento para el colesterol, un indicador creado artificialmente para justificar la compra masiva de unas fantásticas pastillas que conseguirá reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, con una cantidad de efectos secundarios importantes, innecesarios, cuando basta mantener una alimentación más saludable y hacer un poco de ejercicio, para prevenir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, preferimos maltratar doblemente nuestro cuerpo, comiendo mal (aunque muchos crean que lo hacen bien) y atiborrándonos de pastillas que nos consuelen de nuestros malos hábitos.
Escuché a una doctora decir que no había ningún estudio científico, en sentido estricto y no las pantomimas de estudios financiados por cualquier empresa; ningún estudio que demostrara que hay una relación entre el colesterol y la probabilidad de tener una enfermedad cardiovascular. Soy incapaz de confirmarlo, pero es fácil apoyar este comentario cuando compruebas el aumento de las ganancias de medicamentos contra el colesterol, el aumento de las dosis mínimas recomendadas, porque Lipitor de Pfizer (medicamento para el colesterol) ocupa el primer puesto de la clasificación provisional de los diez medicamentos más vendidos del mundo en 2010, porque tienen una larga lista de efectos secundarios tales como cánceres, pérdidas de memoria, inmunosupresión, pérdida de la sensibilidad a la insulina (hormona reguladora de la glucemia), desórdenes cognitivos o psiquiátricos conducentes al suicidio, accidentes vasculares cerebrales, anosmia, disfunción de las tiroides... y un largo etcétera no indicado en el largo listado de efectos secundarios que cualquier consumidor puede leer; y porque mi padre enfermó tras la toma de unas estatinas contra el colesterol.
Es loable el sector crítico de profesionales sanitarios, médicos/as, farmacéuticos/as, ... incluso del propio consumidor que cada vez toma más conciencia. Es necesario declarar y criticar la insostenibilidad del sistema farmacéutico. Si no reconocemos los errores, no podemos aprender de ellos.
Algunos enlaces:
Los objetivos que declaran son:
1. Independencia y ética profesional
2. Transparencia
3. Acceso a una información veraz
4. Formación independiente
5. Ningún regalo es gratis
6. Compromiso con la viabilidad del Sistema de Salud
Todos ellos deseables. Bien apuestes por el uso de medicina natural o alopática, hay que reconocer los conflictos de intereses que se crean entre la gran industria y la pequeña persona profesional de la medicina que recomienda un tratamiento. El problema es complejo, por ejemplo el tratamiento para el colesterol, un indicador creado artificialmente para justificar la compra masiva de unas fantásticas pastillas que conseguirá reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, con una cantidad de efectos secundarios importantes, innecesarios, cuando basta mantener una alimentación más saludable y hacer un poco de ejercicio, para prevenir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, preferimos maltratar doblemente nuestro cuerpo, comiendo mal (aunque muchos crean que lo hacen bien) y atiborrándonos de pastillas que nos consuelen de nuestros malos hábitos.
Escuché a una doctora decir que no había ningún estudio científico, en sentido estricto y no las pantomimas de estudios financiados por cualquier empresa; ningún estudio que demostrara que hay una relación entre el colesterol y la probabilidad de tener una enfermedad cardiovascular. Soy incapaz de confirmarlo, pero es fácil apoyar este comentario cuando compruebas el aumento de las ganancias de medicamentos contra el colesterol, el aumento de las dosis mínimas recomendadas, porque Lipitor de Pfizer (medicamento para el colesterol) ocupa el primer puesto de la clasificación provisional de los diez medicamentos más vendidos del mundo en 2010, porque tienen una larga lista de efectos secundarios tales como cánceres, pérdidas de memoria, inmunosupresión, pérdida de la sensibilidad a la insulina (hormona reguladora de la glucemia), desórdenes cognitivos o psiquiátricos conducentes al suicidio, accidentes vasculares cerebrales, anosmia, disfunción de las tiroides... y un largo etcétera no indicado en el largo listado de efectos secundarios que cualquier consumidor puede leer; y porque mi padre enfermó tras la toma de unas estatinas contra el colesterol.
Es loable el sector crítico de profesionales sanitarios, médicos/as, farmacéuticos/as, ... incluso del propio consumidor que cada vez toma más conciencia. Es necesario declarar y criticar la insostenibilidad del sistema farmacéutico. Si no reconocemos los errores, no podemos aprender de ellos.
Algunos enlaces:
"Ha llegado el momento de quitar de las manos del médico la jeringa, como se quitó la pluma de las manos del escriba durante la Reforma. La mayoría de las enfermedades curables hoy en día se pueden diagnosticar y tratar por profanos. A la gente le resulta muy difícil aceptar esta declaración, porque la complejidad del ritual médico les ha ocultado la simplicidad de sus instrumentos básicos..."
Ivan Illich
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jueves, 12 de agosto de 2010
La Isla de las Flores
Mini documental a modo de parodia que narra las diferencias existentes entre humanos, y que nunca nadie contó de forma tan sencilla y breve. Un clásico que siempre hay que tener cerca.
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miércoles, 11 de agosto de 2010
Vivir sin azúcar, 1ª entrega
Quizás sería mejor hacer una breve síntesis de la historia del azúcar, sin embargo, el primer paso no será su pasado, sino despertar la curiosidad en nuestro presente.
De forma genérica el azúcar forma parte de lo que llaman glúcidos o hidratos de carbono, necesarios para el organismo; sin embargo, con la palabra azúcar, hacemos referencia a la azúcar blanca procesada de forma química característica por proporcionar calorías vacías.
William Dufty en su libro "Sugar Blues" argumenta que el azúcar refinada es mortal porque drena y extrae las vitaminas y minerales del cuerpo por las demandas que pide el azúcar en el proceso de digestión y desintoxicación que producen en el organismo. Es decir, con la ingestión del azúcar, minerales como el sodio (sal), potasio y magnesio (verduras) y calcio (huesos) son movilizados y utilizados, para restablecer el equilibrio ácido-alcalino de la sangre, que se ha visto desequilibrado por la ingesta de azucar.
Si consumimos cada día, estamos produciendo una situación extremadamente ácida, ante la cual el cuerpo responderá extrayendo más y más minerales del organismo. Y esto, nos vuelve frágiles.
Por otro lado, al principio el exceso de azúcar se acumula en el hígado en forma de glucosa, que pronto se hincha y expulsa el exceso de glucógeno a la sangre en forma de ácidos grasos, que una vez en el torrente sanguíneo son transportados a todas las partes del cuerpo y almacenados en las áreas menos activas, que todos nos reconocemos: vientre, nalgas, mamas y muslos.
Cuando estas partes también están llenas, se distribuyen a los órganos activos como los riñones y el corazón, y el espectáculo continua...
De forma genérica el azúcar forma parte de lo que llaman glúcidos o hidratos de carbono, necesarios para el organismo; sin embargo, con la palabra azúcar, hacemos referencia a la azúcar blanca procesada de forma química característica por proporcionar calorías vacías.
William Dufty en su libro "Sugar Blues" argumenta que el azúcar refinada es mortal porque drena y extrae las vitaminas y minerales del cuerpo por las demandas que pide el azúcar en el proceso de digestión y desintoxicación que producen en el organismo. Es decir, con la ingestión del azúcar, minerales como el sodio (sal), potasio y magnesio (verduras) y calcio (huesos) son movilizados y utilizados, para restablecer el equilibrio ácido-alcalino de la sangre, que se ha visto desequilibrado por la ingesta de azucar.
Si consumimos cada día, estamos produciendo una situación extremadamente ácida, ante la cual el cuerpo responderá extrayendo más y más minerales del organismo. Y esto, nos vuelve frágiles.
Por otro lado, al principio el exceso de azúcar se acumula en el hígado en forma de glucosa, que pronto se hincha y expulsa el exceso de glucógeno a la sangre en forma de ácidos grasos, que una vez en el torrente sanguíneo son transportados a todas las partes del cuerpo y almacenados en las áreas menos activas, que todos nos reconocemos: vientre, nalgas, mamas y muslos.
Cuando estas partes también están llenas, se distribuyen a los órganos activos como los riñones y el corazón, y el espectáculo continua...
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salud
martes, 10 de agosto de 2010
Babaji
La vida es como una marea que sube y baja. Permanece tranquilo. No te adormezcas. Despierta. Trabaja con amor. La vida es breve. Mira hacia delante. El día está muy cerca. La muerte es la hermana del sueño. No hay tiempo que perder.
El camino verdadero de la vida consiste en amar a los otros, cree en los otros, ser amigo de todos. Respeta a los demás. Lo principal es la paz más el amor. Nadie puede adquirir estas dos cualidades ni con todo el dinero del mundo.
Siempre nos gusta arroparnos con buenas prendas, usar perfumes, alardear ante los otros como diciendo: ¿ves lo que soy? Pero la gente no piensa cuán sucia puede llegar a estar en su interior. Estamos llenos de orgullo, odio y celos. Y no piensan que algún día este cuerpo bien vestido y maquillado, se irá a la tumba. Tenemos muy poco tiempo, pero en este poco tiempo podemos hacer algo que merezca la pena. Muchos reyes vinieron y se fueron; mucha gente rica vino y se fue. Nadie los recuerda. No han hecho otra cosa que comer o dormir, pero como seres humanos podemos hacer algo positivo para nosotros y para los demás.
Podemos vivir de manera muy sencilla. Cuando nacemos no traemos nada; cuando dejemos este mundo, no nos llevaremos nada. Todo se quedará aquí. No comprendo porque la gente está tan orgullosa de sí misma. Venimos y nos vamos, nos hacemos la fotografía y partimos.
Podemos vivir de manera muy sencilla. Cuando nacemos no traemos nada; cuando dejemos este mundo, no nos llevaremos nada. Todo se quedará aquí. No comprendo porque la gente está tan orgullosa de sí misma. Venimos y nos vamos, nos hacemos la fotografía y partimos.
Este mundo es un enorme escenario: somos los actores y estamos haciendo nuestro papel. Cuando la obra termine volveremos a nuestro hogar. El alma es el conductor y el cuerpo es el coche. Si no existe el amor y el respeto la vida es salvaje. Nuestra vida es como una gota de rocio. En invierno muchas gotas de rocio se forman en la tierra, pero cuando el sol despunta, la gota de rocio se desvanece y así es nuestra vida humana. Nadie sabe cuándo el alma saldrá del cuerpo ni que pasará después. Este lujoso cuerpo será enterrado y se corromperá. Por tanto tenemos que hacer algo por los otros.
Ramiro Calle y Mundoescuela.
sábado, 7 de agosto de 2010
Roy Littlesun
Cambia tu sangre, Cambia tu mundo
Recientemente se están dando los primeros pasos de la Revolución de las diez mil cocinas, un movimiento iniciado por Roy Littlesun, heredero de los indios norteamericanos Hopi y uno de los pioneros en la expansión de la cocina Macrobiótica.
Este anciano de 75 años de edad, cocina para todos los asistentes a su encuentro con una vitalidad y una paz que despierta la atención. Así entre ollas y fogones ofrece sus enseñanzas sobre la sencillez de la vida y sobre cómo la Inquisición aún presente hoy día nos ha arrebatado el poder que otorga el estar conectado con la tierra y el cosmos.
La Inquisición apartó a la mujer de la naturaleza bajo amenaza de ser quemada en el fuego, más tarde desvirtuó la alimentación, contaminó el aire y el agua, introdujo electrodomésticos innecesarios y perjudiciales, llenó el espacio de ondas..., es así como debilita nuestra sangre manteniéndonos sumisos a su política en la que el dinero tiene más valor que la vida.
Hoy las grandes corporaciones son las herederas de la Inquisición: el Banco Mundial, el FMI, las farmacéuticas y el sistema sanitario, la industria armamentística, la industria alimentaria, los medios de comunicación...En ellas prima el capital frente a los seres humanos, desplazándonos a simples consumidores productivos. Dos de cada tres personas en el mundo debe malvivir en la pobreza para que el sistema en el que "bienvivimos" sea sostenible. Todos nosotros lo permitimos, reproducimos y alimentamos.
Lo alimentamos encendiendo el televisor, comprando en el super, llevando a nuestros hijos al colegio, yendo a trabajar y pagando nuestros impuestos, en definitiva viviendo la vida que hemos comprado. Cada día la compramos de nuevo y pagamos su precio. Cómo puede ser que nos hagamos esto?, que asumamos con resignación, como si no tuviéramos nada que ver, la guerra, la explotación, la enfermedad, la desigualdad...pilares en los que se sustenta nuestra economía.
Realmente todo parte de nosotros y mucho tiene que ver la calidad de nuestra sangre. El sistema, la sociedad es tan sólo la suma dinámica de cada uno de nosotros y entre todos construimos el mundo en el que vivimos.
Igual que el dinero nos comunica a unos con otros, nuestra sangre nutre y comunica todas las células del cuerpo. Somos lo que comemos y de los alimentos no solo recibimos sus atributos nutritivos sino que también absorbemos su memoria. La Inquisición se ha encargado de borrar la memoria de los alimentos que produce su industria utilizando refinados, transgénicos y utensilios eléctricos y de microondas que atacan el núcleo de la célula y el átomo. Así es cómo nos mantenemos desconectados de la Fuente, introduciendo en nuestro cuerpo ignorancia.
De este modo perdemos la armonía natural que regula nuestras funciones vitales y sociales. Enfermedades y conflictos tanto personales como generales resultan de esta ignorancia consumiendo nuestra energía, instaurando frustración, abandono y abriendo paso a la evasión como un escape ilusorio necesario para la perpetuación del ciclo.
Ahora la revolución está en marcha. Nuestras armas, la alimentación y la consciencia. Nuestro peor enemigo, nosotros mismos. Cambiando la calidad de nuestra sangre podremos conquistar la libertad de vivir nuestra propia vida en sintonía con un orden mayor del cuál formamos parte: la Naturaleza, el Ser, la Consciencia, Dios o como desees llamarlo.
Los que formamos La Revolución de las 10.000 Cocinas somos portavoces del Mensaje de la Sangre asumiendo el compromiso de limpiar y aumentar la calidad de nuestra sangre siendo parte activa del cambio que deseamos vivir en el mundo.
La mejor manera de hacerlo es comiendo conscientemente. Un grano de arroz contiene toda la sabiduría necesaria para hacer crecer 10.000 granos. Al comer grano integral biológico nuestras células se conectan con la memoria de la Creación iluminando nuestra ignorancia y eliminando junto a ella todos los tóxicos tanto físicos y emocionales como mentales.
Para esto utilizamos como guía la alimentación Macrobiótica (Macro=Grande, Bio=Vida). Fundamentada en la evolución de la vida y en los principios del Ying Yang, se sirve principalmente del grano de cereal entero biológico situando al arroz en el centro del equilibrio. Los alimentos que empleamos son de temporada y biológicos, fomentando el consumo local y el comercio ético y responsable.
Promovemos el retorno del alquimista, de la cocina de fuego como el útero del que nace la sanación y el centro en torno al cual nos relacionamos y compartimos las enseñanzas, como la Medicina del Corazón Único.
Concebimos una vida sencilla, en comunión con la Creación.
La Revolución del Corazón Único, la Revolución de las 10.000 cocinas, la Revolución más Sangrienta... La Revolución Interior.
Más información y videos sobre su mensaje y enseñanza en:
http://agitaelhormiguero.es/
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jueves, 5 de agosto de 2010
miércoles, 4 de agosto de 2010
Chadô 茶道, el camino del té
El Maestro del Té Sen no Rikyu dijo que el té consistía simplemente en hervir agua, hacer té y beberlo. Es decir, algo sencillo.
También estableció los cuatro estándares del chado, “el camino del té”: WA, KEI, SEI, JAKU (armonía, respeto, pureza y tranquilidad).
Al imbuir la ceremonia del té de estos cuatro parámetros, hervir agua, hacer té y beberlo ya no parece tan sencillo.
De esta forma el arte de tomar el té ha sido ritualizado en Japón y en todo el mundo. Las ceremonias del té varían en duración de una a cuatro horas. Se desarrollaron protocolos y se adaptaron a medida que el chado ganaba en significado y finalidad.
El siguiente texto de Kimika Soko Takechi y Larry Sokyo Tiscornia describe perfectamente los conceptos WA KEI SEI JAKU:
WA (armonía) es el ideal último del ser humano. Es la interacción positiva entre el anfitrión y el invitado en una reunión para tomar el té o entre personas en cualquier situación de la vida. El té es lo que se comparte entre anfitrión e invitado, y no es una búsqueda solitaria. La armonía se extiende a la naturaleza así como a las cosas tangibles tales como utensilios para el té, elementos cotidianos y la propia vida. La verdadera armonía trae la paz."
KEI (respeto) es la capacidad de comprender y aceptar a los demás, incluso a aquéllos con los que podemos estar en desacuerdo. Cuando somos amables con los demás y somos capaces ser humildes, podemos recibir respeto. En el té el anfitrión piensa en el invitado y el invitado en el anfitrión. Es esta continua participación y consideración lo que hace de la reunión de té tanto memorable como exitosa. Idealmente, todos tienen el mismo rango en la sala de té. Es importante tratar todo y a todos con el mismo respeto. Trate los elementos de diferentes orígenes de la misma manera. El precio de un objeto no debe dictar cómo va a ser tratado. Ofrezca un corazón puro y así podrá alcanzar el verdadero respeto."
SEI (pureza) es la capacidad de tratarse a sí mismo y a los demás con un corazón puro y abierto. Ésta es realmente la esencia del entrenamiento en la ceremonia del té. Esta pureza no se refiere sólo a una absoluta limpieza sino a un corazón puro. Con un corazón puro, pueden alcanzarse armonía y respeto. Cuando el jardín de té se limpia, también se purifican el propio corazón y alma. Cuando uno lleva ropas limpias, también se da esta pureza. Un corazón puro no es ostentoso sino natural. El ideal de pureza de Sen no Rikyu era el aspecto natural del jardín después de que hubiera sido limpiado y unas cuantas hojas de un árbol cayeran sobre el musgo recién lustrado."
JAKU (tranquilidad) es el punto en el propio entrenamiento y práctica en el que se alcanza cierto nivel de desprendimiento. Mientras que por un lado es el objetivo último, por el otro es un nuevo principio. Un verdadero maestro alcanza este nivel más alto y después, poniendo en práctica los ideales de armonía, respeto y pureza, comienza de nuevo con un corazón fresco e iluminado. En este punto pueden hacerse realidad las ilimitadas posibilidades de la vida."
Fuente: www.tebebo.com
También estableció los cuatro estándares del chado, “el camino del té”: WA, KEI, SEI, JAKU (armonía, respeto, pureza y tranquilidad).
Al imbuir la ceremonia del té de estos cuatro parámetros, hervir agua, hacer té y beberlo ya no parece tan sencillo.
De esta forma el arte de tomar el té ha sido ritualizado en Japón y en todo el mundo. Las ceremonias del té varían en duración de una a cuatro horas. Se desarrollaron protocolos y se adaptaron a medida que el chado ganaba en significado y finalidad.
El siguiente texto de Kimika Soko Takechi y Larry Sokyo Tiscornia describe perfectamente los conceptos WA KEI SEI JAKU:
WA (armonía) es el ideal último del ser humano. Es la interacción positiva entre el anfitrión y el invitado en una reunión para tomar el té o entre personas en cualquier situación de la vida. El té es lo que se comparte entre anfitrión e invitado, y no es una búsqueda solitaria. La armonía se extiende a la naturaleza así como a las cosas tangibles tales como utensilios para el té, elementos cotidianos y la propia vida. La verdadera armonía trae la paz."
KEI (respeto) es la capacidad de comprender y aceptar a los demás, incluso a aquéllos con los que podemos estar en desacuerdo. Cuando somos amables con los demás y somos capaces ser humildes, podemos recibir respeto. En el té el anfitrión piensa en el invitado y el invitado en el anfitrión. Es esta continua participación y consideración lo que hace de la reunión de té tanto memorable como exitosa. Idealmente, todos tienen el mismo rango en la sala de té. Es importante tratar todo y a todos con el mismo respeto. Trate los elementos de diferentes orígenes de la misma manera. El precio de un objeto no debe dictar cómo va a ser tratado. Ofrezca un corazón puro y así podrá alcanzar el verdadero respeto."
SEI (pureza) es la capacidad de tratarse a sí mismo y a los demás con un corazón puro y abierto. Ésta es realmente la esencia del entrenamiento en la ceremonia del té. Esta pureza no se refiere sólo a una absoluta limpieza sino a un corazón puro. Con un corazón puro, pueden alcanzarse armonía y respeto. Cuando el jardín de té se limpia, también se purifican el propio corazón y alma. Cuando uno lleva ropas limpias, también se da esta pureza. Un corazón puro no es ostentoso sino natural. El ideal de pureza de Sen no Rikyu era el aspecto natural del jardín después de que hubiera sido limpiado y unas cuantas hojas de un árbol cayeran sobre el musgo recién lustrado."
JAKU (tranquilidad) es el punto en el propio entrenamiento y práctica en el que se alcanza cierto nivel de desprendimiento. Mientras que por un lado es el objetivo último, por el otro es un nuevo principio. Un verdadero maestro alcanza este nivel más alto y después, poniendo en práctica los ideales de armonía, respeto y pureza, comienza de nuevo con un corazón fresco e iluminado. En este punto pueden hacerse realidad las ilimitadas posibilidades de la vida."
Fuente: www.tebebo.com
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martes, 3 de agosto de 2010
Historia del Té
En la mayoría de países asiáticos existe alguna leyenda tradicional que explica cómo se descubrió el té.
Una de las más conocidas parte del budismo y cuenta que durante la meditación bajo el árbol Bodhi, Buda contempló los sufrimientos y los graves problemas a los que se enfrenta el hombre en la vida: la tristeza, la soledad, la enfermedad, la vejez y la muerte. Ante estos pensamientos el sabio y compasivo Siddharta dejó caer una lágrima de sus ojos. En el mismo lugar donde cayó su lágrima creció de la tierra el arbusto del té, la poción que ha proporcionado consuelo espiritual a millones de personas durante la historia de la humanidad.
Los japonenes transformarón la historia del príncipe Bodhidharma en un drama espiritual en el que cuentan como el mismo principe decidió no dormir duracte nueve años para meditar. Pero a los pocos años y a punto de sucumbir al sueño, irritado, decidió arrancarse los párpados arrojándolos a un jardín. En ese lugar creció una planta de té como testimonio de su sacrificio
Sin embargo los orígenes que se atribuyen al té son diversos.
La historia china cuenta que fue el emperador chino Sheng Nung quien descubrió el té 2737 años a.C., hace casi 5.000 años. El emperador dormía a la sombra de un arbusto mientras a su lado se hervía agua en un recipiente. Algunas hojas de este arbusto cayeron casualmente en el agua hirviendo y el emperador encontró la infusión deliciosa y vigorizante.
Sin embargo la difusión del té se produjo en la dinastía T'ang (618-907) cuando el monje budista Lu Yu recopiló experiencias y conocimiento de sus antepasados en el primer compendio sobre esta infusión: Clásico del té. Más tarde el monje budista Yeisei llevó el té hasta Japón, donde se convirtió en un brebaje unido al arte, la perfección y la pureza.
De lo que podemos estar seguros es que el té es una bebida ancestral que la cultura asiática ha utilizado durante muchos siglos como revitalizador físico y espiritual. La difusión por el continente asiático se debe sobre todo a los monjes budistas, que lo difundieron por Asia. En el siglo XVII la Compañía Holandesa de las Indias Orientales importó el té a Europa juntamente con la nobleza británica.
En occidente el té se viene consumiendo desde hace siglos, y hoy todavía se desconocen muchas de las propiedades de este remedio universal. El té no es únicamente una bebida conocida como potenciador de nuestro bienestar y equilibrio mental, sino que engloba una tradición vinculada a la meditación, a las relaciones sociales, a la cultura, al arte y al intercambio social. Se trata, en definitiva, de un ritual de comunicación atávico. Para muchas personas, el descubrimiento de los secretos del té se vincula a un mayor entendimiento con la consciencia y a una mejora de la relación con el entorno y con nosotros mismos.
Existe toda una tradición milenaria que convierte al ritual del té y sus características como bebida, en una creencia, una forma de vivir. Se trata de lo que algunos autores denominan como teísmo, un culto basado en la adoración de la belleza entre la vulgaridad de la vida cotidiana. Es una forma de inspirar pureza y armonía.
La filosofía del té, comentada por Kakuzo Okakura en su escrito El libro del Té, "no es una simple estética en la acepción corriente de la palabra, puesto que nos ayuda a expresar junto con la ética y la religión, nuestra concepción integral del hombre y de la naturaleza: es una higiene, porque impone la pulcritud; es una economía, porque enseña que el bienestar consiste más en la sencillez que en la complicación de los dispendios; es una geometría moral, porque define los límites de nuestra capacidad en relación con el universo. Representa, en fin, el verdadero espíritu democrático del extremo oriente, en cuanto hace de todos sus adeptos unos aristócratas del gusto".
Fuente: Casaasia
Una de las más conocidas parte del budismo y cuenta que durante la meditación bajo el árbol Bodhi, Buda contempló los sufrimientos y los graves problemas a los que se enfrenta el hombre en la vida: la tristeza, la soledad, la enfermedad, la vejez y la muerte. Ante estos pensamientos el sabio y compasivo Siddharta dejó caer una lágrima de sus ojos. En el mismo lugar donde cayó su lágrima creció de la tierra el arbusto del té, la poción que ha proporcionado consuelo espiritual a millones de personas durante la historia de la humanidad.
Los japonenes transformarón la historia del príncipe Bodhidharma en un drama espiritual en el que cuentan como el mismo principe decidió no dormir duracte nueve años para meditar. Pero a los pocos años y a punto de sucumbir al sueño, irritado, decidió arrancarse los párpados arrojándolos a un jardín. En ese lugar creció una planta de té como testimonio de su sacrificio
Sin embargo los orígenes que se atribuyen al té son diversos.
La historia china cuenta que fue el emperador chino Sheng Nung quien descubrió el té 2737 años a.C., hace casi 5.000 años. El emperador dormía a la sombra de un arbusto mientras a su lado se hervía agua en un recipiente. Algunas hojas de este arbusto cayeron casualmente en el agua hirviendo y el emperador encontró la infusión deliciosa y vigorizante.
Sin embargo la difusión del té se produjo en la dinastía T'ang (618-907) cuando el monje budista Lu Yu recopiló experiencias y conocimiento de sus antepasados en el primer compendio sobre esta infusión: Clásico del té. Más tarde el monje budista Yeisei llevó el té hasta Japón, donde se convirtió en un brebaje unido al arte, la perfección y la pureza.
De lo que podemos estar seguros es que el té es una bebida ancestral que la cultura asiática ha utilizado durante muchos siglos como revitalizador físico y espiritual. La difusión por el continente asiático se debe sobre todo a los monjes budistas, que lo difundieron por Asia. En el siglo XVII la Compañía Holandesa de las Indias Orientales importó el té a Europa juntamente con la nobleza británica.
En occidente el té se viene consumiendo desde hace siglos, y hoy todavía se desconocen muchas de las propiedades de este remedio universal. El té no es únicamente una bebida conocida como potenciador de nuestro bienestar y equilibrio mental, sino que engloba una tradición vinculada a la meditación, a las relaciones sociales, a la cultura, al arte y al intercambio social. Se trata, en definitiva, de un ritual de comunicación atávico. Para muchas personas, el descubrimiento de los secretos del té se vincula a un mayor entendimiento con la consciencia y a una mejora de la relación con el entorno y con nosotros mismos.
El libro del Té
Existe toda una tradición milenaria que convierte al ritual del té y sus características como bebida, en una creencia, una forma de vivir. Se trata de lo que algunos autores denominan como teísmo, un culto basado en la adoración de la belleza entre la vulgaridad de la vida cotidiana. Es una forma de inspirar pureza y armonía.
La filosofía del té, comentada por Kakuzo Okakura en su escrito El libro del Té, "no es una simple estética en la acepción corriente de la palabra, puesto que nos ayuda a expresar junto con la ética y la religión, nuestra concepción integral del hombre y de la naturaleza: es una higiene, porque impone la pulcritud; es una economía, porque enseña que el bienestar consiste más en la sencillez que en la complicación de los dispendios; es una geometría moral, porque define los límites de nuestra capacidad en relación con el universo. Representa, en fin, el verdadero espíritu democrático del extremo oriente, en cuanto hace de todos sus adeptos unos aristócratas del gusto".
Fuente: Casaasia
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alimentación,
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lunes, 2 de agosto de 2010
Pizza de calabaza y queso feta
La filosofía que se esconde tras la pizza, es hacer algo rápido, sano y barato. Así que los ingredientes base han de variar según las sobras que ronden la nevera : )
En este caso, el resultado ha sido:
INGREDIENTES:
PREPARACIÓN:
Sin ningún misterio, se trata de ir colocándo los ingredientes en el mismo orden que son presentados, en las cantidades que gusten al consumidor. La única advertencia es cortar la calabaza muy pequeña para que no quede excesívamente cruda.
Esta receta tiene 48 horas de garantía, la garantía de estar buenísima!
Buen provecho!
En este caso, el resultado ha sido:
INGREDIENTES:
- base de pizza 4 quesos
- sobras de salsa de tomate con verduras y champiñones
- calabaza cruda
- rúcula
- queso feta
- orégano
- queso rayado
PREPARACIÓN:
Sin ningún misterio, se trata de ir colocándo los ingredientes en el mismo orden que son presentados, en las cantidades que gusten al consumidor. La única advertencia es cortar la calabaza muy pequeña para que no quede excesívamente cruda.
Esta receta tiene 48 horas de garantía, la garantía de estar buenísima!
Buen provecho!
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