Los objetivos que declaran son:
1. Independencia y ética profesional
2. Transparencia
3. Acceso a una información veraz
4. Formación independiente
5. Ningún regalo es gratis
6. Compromiso con la viabilidad del Sistema de Salud
Todos ellos deseables. Bien apuestes por el uso de medicina natural o alopática, hay que reconocer los conflictos de intereses que se crean entre la gran industria y la pequeña persona profesional de la medicina que recomienda un tratamiento. El problema es complejo, por ejemplo el tratamiento para el colesterol, un indicador creado artificialmente para justificar la compra masiva de unas fantásticas pastillas que conseguirá reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, con una cantidad de efectos secundarios importantes, innecesarios, cuando basta mantener una alimentación más saludable y hacer un poco de ejercicio, para prevenir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, preferimos maltratar doblemente nuestro cuerpo, comiendo mal (aunque muchos crean que lo hacen bien) y atiborrándonos de pastillas que nos consuelen de nuestros malos hábitos.
Escuché a una doctora decir que no había ningún estudio científico, en sentido estricto y no las pantomimas de estudios financiados por cualquier empresa; ningún estudio que demostrara que hay una relación entre el colesterol y la probabilidad de tener una enfermedad cardiovascular. Soy incapaz de confirmarlo, pero es fácil apoyar este comentario cuando compruebas el aumento de las ganancias de medicamentos contra el colesterol, el aumento de las dosis mínimas recomendadas, porque Lipitor de Pfizer (medicamento para el colesterol) ocupa el primer puesto de la clasificación provisional de los diez medicamentos más vendidos del mundo en 2010, porque tienen una larga lista de efectos secundarios tales como cánceres, pérdidas de memoria, inmunosupresión, pérdida de la sensibilidad a la insulina (hormona reguladora de la glucemia), desórdenes cognitivos o psiquiátricos conducentes al suicidio, accidentes vasculares cerebrales, anosmia, disfunción de las tiroides... y un largo etcétera no indicado en el largo listado de efectos secundarios que cualquier consumidor puede leer; y porque mi padre enfermó tras la toma de unas estatinas contra el colesterol.
Es loable el sector crítico de profesionales sanitarios, médicos/as, farmacéuticos/as, ... incluso del propio consumidor que cada vez toma más conciencia. Es necesario declarar y criticar la insostenibilidad del sistema farmacéutico. Si no reconocemos los errores, no podemos aprender de ellos.
Algunos enlaces:
"Ha llegado el momento de quitar de las manos del médico la jeringa, como se quitó la pluma de las manos del escriba durante la Reforma. La mayoría de las enfermedades curables hoy en día se pueden diagnosticar y tratar por profanos. A la gente le resulta muy difícil aceptar esta declaración, porque la complejidad del ritual médico les ha ocultado la simplicidad de sus instrumentos básicos..."
Ivan Illich
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