"El reconocimiento de lo sagrado empieza, simplemente, cuando nos interesamos por cada detalle de nuestra vida."
Chogyam Trungpa

viernes, 31 de agosto de 2012

Kalú Rinpoche


1
Busca en ti mismo la fuerza del propósito, la fe en la propia regeneración. 
Tu divinidad te espera. Esfuérzate en hallarla y actualizarla.

2
Practica en todo momento la religión universal del bien sin distinción de creencias, de clases, de partidos, de intereses, de nacionalidades, de razas, de reinos de la naturaleza. 

3
Replega a olvido tus faltas y limitaciones pasadas, para renacer con renovados estímulos a una vida mejor. Entonces tácitamente serás merecedor de la indivisible ayuda. 

4
Practica la simpatía y adquiere el hábito del contento a través de todas las cirscuntancias. Decídete a realizar el leve esfuerzo de prescindir de los pequeños defectos. Lucha con todas tus fuerzas contra la depresión, contra la tristeza, contra el tedio, contra el mal humor, combate los métodos dominantes de la actitud y grosería 
e impone la condición de ser siempre y con todo el mundo amable. 

5
Procura dar todas las facilidades posibles a los demás. Ayúdalos a descubrir su camino mas noble y a seguirlo. Haz de la generosidad de pensamiento y acción tu ley silenciosa. 

6
Propone firmemente no censurar a nadie, ni aún de pensamiento. ¿Qué sabemos de las verdaderas causas de los actos ajenos? Esfuérzate, por el contrario en comprender. 

7
Adopta una vida solar, de alegría, a todas horas. Entonces la luz oculta que guía al mundo te la incrementará y te sorprenderán a ti mismo los resultados.  

8
Procura no auto-exaltarte ni auto-compadecerte. Osea no pensar demasiado en ti mismo, 
sino es con el fin de perfeccionarte. 

9
Invoca la armonía como fórmula de salud integral, de equilibrio del cuerpo y del espíritu. Porque la armonía es la ley suprema del Universo. 

10
Irradia con humildad tu mensaje viviente de belleza, de espiritualidad y de paz, en un mundo atormentado, materializado, desorientado. El necesita de tu eficaz contribución. Ofrécesela. Ofrécele tu mente positivizada, tu cuerpo puro, tu áurea armoniosa, tu contentamiento irradiante, tu fe sin límites en la bondad de la vida y en las leyes que conducen a un alto fin, la evolución humana.