"El reconocimiento de lo sagrado empieza, simplemente, cuando nos interesamos por cada detalle de nuestra vida."
Chogyam Trungpa

domingo, 1 de abril de 2012

Cultivar la Sabiduría.

Si los taoístas utilizan la palabra «Cultivar», es porque consideran que «Cultivar» es la única forma de evolucionar espiritualmente de manera real y precisa. Es por eso que «Cultivándonos», nos convertimos en los únicos «jardineros de nuestra vida», cosechando los frutos verdaderos de nuestra labor y no solamente los frutos ilusorios del intelecto.

«Cultivarse» es Amarse. Es dar con el corazón, sin condiciones, sin prejuicios, sin críticas, a pesar de cualquier circunstancia. Sigue el ejemplo de la Naturaleza, ella sabe escucharnos y nos acepta tal cual somos, sin proyectar ninguna emoción densa y sin perturbar el curso natural de la vida.

El Arte de «Cultivar» nuestro jardín interno comienza por la «preparación del terreno», transformando nuestras viejas costumbres estancadas que nos impiden evolucionar. Es muy importante tomar la responsabilidad de hacer todo lo que sea necesario para que el terreno de nuestra existencia sea fértil y productivo.

Siembra las semillas del Amor, de la Sabiduría, de la Compasión, de la Generosidad y de todas las cualidades del espíritu que necesitas para armonizar y equilibrar tu vida. Deja que cada semilla encuentre su sitio y se instale profundamente para poder crecer. Aprende a integrar esta sabiduría elevada del corazón, en todas las actividades de tu vida cotidiana.

Desarrollando nuestro estado de consciencia en el momento presente y practicando la Meditación, damos lugar a un proceso de renovación en el interior de nosotros mismos, lo cual ayuda a que las semillas sean puras y potentes.

Aprende a regar, a cuidar, a limpiar, a purificar y a Amar tu jardín interno. Ocúpate de él como si fuera el jardín mas sagrado de la tierra y del cielo. En cuanto percibas un desequilibrio, transfórmalo en algo positivo.

Dale agua si está seco, límpialo y purifícalo si tiene parásitos, caliéntalo si tiene frío, dale mucho Amor a cada instante; y acepta que aún las circunstancias aparentemente difíciles o negativas, son útiles y necesarias como una forma de abono.

Observa el crecimiento. Aprecia la fuerza maravillosa de la alquimia interna, de la simplicidad y profundidad de la vida, de la sabiduría y de los ciclos naturales.

No olvides que cosecharás todo lo que has sembrado.

Aprende a ser paciente y tolerante, a vivir el desapego y la contemplación, al mismo tiempo que la lucidez y la presencia total.

Prepárate para recolectar los frutos. Se humilde y acepta lo que llega hacia ti. Se sincero, toma solamente lo que necesitas. Se perseverante y deshazte progresivamente de todo aquello que impide tu desarrollo espiritual.

Se feliz y disfruta tu cosecha, pero aprende a guardar la «justa medida», para no caer en un exceso o una carencia. Aprende a organizarte de manera eficaz, guardando una parte para tu «reserva de energía personal», otra parte para la vida diaria y otra parte para reciclar y continuar el proceso evolutivo.

En el TAO nada se detiene. Todo circula constantemente como nuestra respiración. No pierdas el tiempo dispersándote y rompiendo el ritmo armonioso, eso sería una falta de respeto hacia la integridad de tu naturaleza original.

Simplemente, siguiendo el ritmo natural del Tao, encontramos un tiempo para todo. Así como la tierra descansa durante el invierno, nosotros nos reposamos durante la noche y nos recargamos de energía durante la práctica, equilibrando nuestro Qi original.

El arte de cultivar es todo eso, pero es también la mejor manera de aprender a conocerse a si mismo, a descubrir nuestra verdadera naturaleza y quitar las máscaras de nuestra personalidad artificial y condicionada por el mundo de la ilusión; dejar aparecer la verdadera luz de nuestro ser interno sabio e impasible espejo del universo, ya que profundamente formamos una unidad.

Sin embargo, existe un «secreto» para ser un buen «cultivador», que consiste en lograr «el silencio interno» (del intelecto), dejándose guiar por la inteligencia suprema del corazón y sin ninguna intervención del Ego. Si el Ego se entromete, imponiendo sus juicios personales, es imposible «cultivar» la sabiduría y el proceso de nuestra evolución espiritual será bloqueado, sin poder ir mas alla de las barreras puestas por el Ego.

Entonces, mantente vigilante, lúcido, paciente, tolerante, perseverante, humilde, sincero y lleno de amor. El universo necesita de ustedes «cultivadores del espíritu», para poder continuar a ofrecernos nuestro templo sagrado interno y externo.

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